En más de una ocasión me encuentro con una publicación interesante cuya contrapartida es una estética pobre y una lectura difícil, debido a un mal diseño editorial y/o un texto mal maquetado. Me refiero a que, por la elección del tipo de letra y la disposición del texto en la página, la lectura se convierte en pesada y desagradable.
Algunas veces es algo corto y por lo tanto casi anecdótico. Pero, cuando se trata de textos largos, se acaba desmejorando la experiencia de lectura. Es lo que me ha ocurrido con el libro que acabo de leer hace apenas unos días.
Para mostrar cómo podría mejorar sensiblemente la experiencia de lectura y la presencia de un libro, he realizado mi propio diseño. Veréis que el resultado conseguido es bastante mejor, simplemente cambiando algunas elecciones y tomando ciertas decisiones sobre la forma y la disposición del texto.
El caso a estudiar
Se trata de un libro de lectura de no ficción que está bastante bien editado en cuanto a redacción, ortografía, ortotipografía… pero que no funciona a nivel de legibilidad y lecturabilidad. La causa: se ha utilizado un tipo de letra poco adecuado y además se le ha aplicado formato con poco acierto.
Las características de un mal uso del texto
El tipo de letra elegido es una fuente sin serifa (o sans serif), que no acostumbra a ser el más idóneo para textos de lectura prolongada. En todo caso —además de carecer de remates— no es un tipo de letra especialmente diseñado para lectura en soporte impreso. Demasiado espacio entre letras, un ojo medio demasiado grande —ascendentes y descendentes muy cortas— y una forma demasiado geométrica, no son características válidas para una lectura cómoda.
A lo anterior hay que añadir que el tamaño de letra es demasiado grande. Esto afecta directamente a la cantidad de palabras que entran en una línea, lo que provoca una lectura pesada con demasiado salto de línea. Y el espacio está realmente mal aprovechado.
Profundizando más: esta escasez de palabras por línea dificulta también una buena justificación, dejando menos margen de maniobra para ajustar las palabras que quedan en una línea. Esto provoca espacios demasiado irregulares entre letras y entre palabras, que afean estéticamente el resultado provocando ríos o calles. Y no sólo eso sino que además dificultan la lectura impidiendo distinguir claramente la separación entre palabras. Quizás hayas experimentado en alguna ocasión —cuando el espacio entre letras se amplía y el espacio entre palabras se reduce— que la distinción intuitiva de las palabras se convierte entonces en la única forma práctica de lectura. Una lectura posible, pero cansada, por supuesto, porque consume demasiados recursos en nuestro cerebro.
Como última anotación, el espacio entre líneas (interlineado) es algo escaso, lo que hace también engorrosa la lectura al tener que prestar una atención extra al salto de una línea a la siguiente para no perder el hilo.
En resumen, las decisiones con respecto a la tipografía en la maquetación de este libro no son las adecuadas para una lectura de profundidad, lo que podéis comprobar en la siguiente imagen.
Propuestas de mejora
Para mi primera propuesta de mejora de diseño he elegido una fuente gratuita de lectura que funciona bien tanto en pantalla como en papel, la PT Serif, diseñada por el equipo de ParaType para el repositorio de fuentes de uso libre de Google Fonts. La idea ha sido demostrar que se puede hacer un buen diseño, adaptado a pequeños presupuestos.
También he disminuido el tamaño del texto manteniéndolo legible y he elegido un espacio entre líneas adecuado. Con ello he resuelto los problemas con los excesivos saltos de línea y las dificultades de distinción de palabras, aumentando considerablemente la legibilidad. Y no solo eso: también mejorando el aspecto estético.
En esta solución he respetado el espacio entre párrafos como manera de separar estos mismos, aunque no me convence como opción en este caso que nos ocupa: un libro con párrafos que tienden a ser cortos. Pero me reservo la mejora para la siguiente propuesta.
Para la segunda propuesta —mi preferida— he eliminado el espacio entre párrafos para distinguir estos con una sangría de primera línea. Así se aprovecha mejor el espacio y —aún en caso de que esto no sea una prioridad— facilita la maquetación al mejorar el control sobre las líneas sueltas que pueden quedarse separadas de sus respectivos párrafos.
Indicar también que la fuente utilizada para los números de página y el título del libro es la Roboto, también en el repositorio de libre uso de Google Fonts.
Como propuesta extra —aunque no mi favorita— he preparado un diseño utilizando una fuente sin remates, como en el diseño original. La fuente PT Sans —a pesar de ser una fuente de “palo seco”— está provista de unas características mucho más adecuadas que la utilizada en el libro, para la lectura larga.
La hora de la verdad
Para acabar, te dejo unas imágenes comparativas de mi opción preferida (la segunda propuesta) junto al original, para que compares tu misma/o.
Si eres editor/a, autor/a o publicas algún tipo de material de lectura te recomiendo que te asesores por un/a profesional antes de abordar cualquier proyecto. Hay muchos/as y muy buenos/as por ahí. Si crees que puedo serte de utilidad, estoy disponible para ofrecerte mis servicios, échale un vistazo a mis trabajos o envíame un mensaje y comentaremos sobre una posible colaboración. En todo caso, espero que mi exposición te haya sido de utilidad.
Hola José:
Te quería hacer una consulta. Estoy maquetando una novela de cosecha propia escrita en estilo indirecto libre, por lo que el narrador se ajusta a la percepción de cada personaje. En la colección Contemporánea de DeBolsillo, la maquetación de «Manhattan transfer» de Dos Passos, escrita en este estilo, se resuelve con una separación de dos líneas para que el lector sepa que se está cambiando de personaje. Me gusta mucho esta colección, pero recuerdo que cuando leí este libro se me hizo un poco farragoso porque a veces no me daba cuenta de que había cambiado el punto de vista y el narrador había dado comienzo a una nueva secuencia (en el cine es muy fácil darse cuenta, pero en una novela pueden pasar varias líneas hasta que te des cuenta que estamos en otra). Otro ejemplo de estilo indirecto lo tenemos en los libros de «Juego de tronos», pero aquí el escritor opta por encabezar cada secuencia con el nombre del personaje sobre cuyo punto de vista se centra la acción.
A mí no me gusta esto de encabezar la secuencia con el nombre del personaje, por lo que he optado por hacer una separación de cuatro líneas, y así, de este modo, al lector ya no le cabe duda de que el foco se ha desplazado.
La cuestión es que una separación tan grande me plantea problemas enormes de maquetación, ya que a veces se hace inevitable que haya páginas que acaben o empiecen con espacios en blanco.
Otra solución sería hacer las separaciones mediante algún símbolo, una especie de cenefa, asterisco o adorno, pero soy reacio a incorporar este tipo de elementos.
Quería pedirte consejo al respecto. ¿Crees que es mejor reducir el espaciado y confiar en la perspicacia del lector, con el riesgo de hacer la novela más dificultosa, acepto los espacios como inevitables, añado una cenefa entre secuencias…?
Espero no haberte molestado con un texto tan largo.
Saludos y muchas gracias.
Hola Quique,
Gracias por tu consulta y disculpa que conteste con unos días de retraso.
En realidad no sé si tengo mucho más qué añadir a lo que ya comentas. Se me ocurren otras forma de indicar un cambio de secuencia pero no sé si serán factibles. Una sería un cambio de color en el texto, lo que encarecería la impresión y además a partir de dos personajes ya sería un batiburrillo. Esto lo he visto, por ejemplo, en una edición de La historia interminable que utiliza dos colores y funciona muy bien, ahora no recuerdo la editorial.
También podrías probar con alguna superfamilia tipográfica con distintas variantes (serifa, semiserifa, slab, de palo…) que tuviera una unidad de coherencia a la vez que variedad… pero estamos en lo mismo: más de dos o tres es ya un follón (más que nada porque no podemos identificar a un personaje con un estilo/color y eso llevaría a confusión).
De las opciones que me comentas descartaría el ampliar a más de dos líneas la separación de secuencias por temas técnicos, como comentas. A nivel de maquetación, lo más sencillo sería encabezar la sección con el nombre del personaje o con una discreta cenefa/símbolo (yo la centraría). Esto evitaría, sobretodo, el problema que comentas con los espacios en blanco excesivos al final de página y la confusión de las secciones que comiencen a principio de página.
Espero haberte servido de ayuda.
Un saludo.